viernes, 7 de enero de 2011

La reacción a Copérnico


Sistema de Copérnico
La batalla contra la astronomía copernicana comenzó en 1539 siendo atacada por Lutero por considerarlo contrario a las Escrituras (en concreto contra Jos 10, 13). A él se unieron Melanchton y Calvino. Y a este clamor protestante se unió la Iglesia Católica alrededor de 1610, pues había mucho en juego: la teoría de Copérnico implicaba una transformación de la forma en que el hombre concebía su relación con Dios.


La hostilidad contra una teoría científica para aplicar literalmente las Escrituras no se había visto tan fuertemente como hasta el siglo XVI. Aun cuando Lactancio, en los primeros siglos, utilizó las Escrituras para atacar ciertas teorías científicas, nunca se había impuesto a los fieles el adherirse a estas posiciones.

Se entiende bien la actitud protestante, pues para ellos la única fuente del saber cristiano es la Biblia. En cuanto a la Iglesia Católica, se mantuvo en un discreto silencio al menos durante los sesenta años posteriores a la muerte de Copérnico (1543). Una aclaración que queremos hacer es que Copérnico no era clérigo como dice Khun (a no ser que sea un problema de traducción en la edición que manejamos de la Revolución copernicana publicada por Ariel en 2010, pág. 259), sino canónigo seglar. De cualquier forma, era miembro del cabildo de una catedral y sobrino de un obispo. Esto muestra la libertad concedida a los católicos en la investigación científica y filosófica, como muestra el ejemplo del cardenal-esta vez sí era un clérigo- Nicolás de Cusa ya en el s. XV. Podemos añadir que tiene mucho que ver en esto el hecho de que la interpretación literal de la Biblia no era la única admitida por la Iglesia, aunque sí el primer sentido que había que considerar junto con el alegórico y dos más apuntados por Sto. Tomás de Aquino en el siglo XIII.

Bueno, y, ¿Qué tiene que ver esto con los aspectos científicos? Obviamente no directamente con los aspectos técnicos, pero sí con la cosmología resultante. Es decir, con la asimilación de sus consecuencias. Como afirmaba el cardenal Roberto Bellarmino, si existiera una prueba real de que el sol está el centro del universo(...) entonces deberíamos proceder con gran prudencia en la explicación de los pasajes de las Escrituras que parecen enseñar lo contrario y admitir, antes de declarar falsa una opinión de la que se ha demostrado su verdad, que no los habíamos comprendido (R. Bellarmino, carta a Foscarini, 1615, en Khun, T., o.c.). En plena controversia de la Contrarreforma, se trataba de asegurar la correcta interpretación bíblica, que en la Iglesia Católica no viene de parte del fiel individual, sino del Magisterio de la Iglesia.

4 comentarios:

El diablillo dijo...

Me parece que tiene razón Kuhn. Copérnico era clérigo pero minorista. Creo. Ahí dice Kuhn dos cosas interesantes. Una, que la relación de la Iglesia con la ciencia, más que derivarse de una posición frente a la misma en base a sus creencias siempre estuvo motivada por la situación interna de cada momento de su historia. De ahí que en la edad antigua de la Iglesia no haya apenas referencias a la ciencia del momento por parte de los teólogos, dado que lo crucial para ellos en ese momento era afirmar la superioridad de la revelación frente al saber pagano, de ahí que por lo general la actitud era de desinterés. En la edad media, dada la situación de tranquilidad social que tiene la Iglesia, se permite algunos devaneos filosófico-teológicos sin mayor problema, como que Santo Tomás diga en el comentario al "de coelo" de Aristóteles que lo de la separación de las aguas inferiores y superiores era un recurso pedagógico del autor debido a la ignorancia (sic) de sus lectores, o el citado Nicolás de Cusa, que defendia la existencia de infinitos mundos todos ellos habitados por sus respectivos alienígenas. Y no pasaba nada. De hecho las interpretaciones literalistas de la Biblia son muy recientes y datan a partir de los siglos XVII - XVIII. Otra cosa interesante de Kuhn es que plantea una pregunta muy pertinente; por qué, si Copérnico publica su obra en 1543 (aunque su contenido era conocido desde el "commentariolus" de 1510), la famosa condena del copernicanismo no llega hasta 1615 (primero) y después con el caso Galileo hasta 1632. Y hay varias cosas a tener en cuenta. Cuando se hace el calendario gregoriano en 1583 (creo), lo hace un jesuita, Christophorus Clavius, y lo hace basándose en las matemáticas copernicanas. Evidentemente era claro que la Iglesia al promulgar un calendario "copernicano" no debía albergar reservas respecto a su sistema. Por otra parte, los famosos descubrimientos de Galileo expuestos en el "sidereus nuntius", le valieron de una cena-homenaje en el colegio romano por parte de los jesuitas, en 1609. Curiosamente en 1615 se introduce el "de revolutionibus" en el índice de libros prohibidos. Parece que por mediación de dos dominicos bastante disgustados con Galileo, y no hay que olvidar que en ese momento los dominicos son quienes dominan el Santo Oficio. Ahora bien, el "de revolutionibus" solo estuvo 3 años en el índice, hasta 1619, que se retira del mismo (¿mediación del Papa, amigo de Galileo?¿De Belarmino y del grupo de los jesuitas de la curia?). En 1632 es cuando viene la condena por el libro de Galileo "Sobre los dos sistemas máximos del mundo". Pero ahí se dan más cosas curiosas: lo primero, que la obra se publicó con el nihil obstat del Santo Oficio, tras nueve revisiones. Hay que tener en cuenta que es en ese momento la guerra de los treinta años (católicos-protestantes), y que el Papa (protector en tiempos de Galileo) tiene fama de pro-francés y liberal. Por lo que parece, a los cardenales pro-españoles, que esperaban alguna declaración del Papa a favor de los austrias, les colmó la paciencia y en un consistorio le "indican" al Pontífice si él está conforme a que circulen en Roma todo tipo de ideas que interpretan libremente las Escrituras y de cómo los teólogos las han de interpretar. Galileo tuvo la mala suerte de andar por el medio, y le tocó pagar los platos rotos, en plan cabeza de turco. La cosa es de chiste, si tenemos en cuenta de que el "pecado" de Galileo era decir que el copernicanismo era más apto que el sistema ptolemaico para interpretar las escrituras, en concreto el famoso pasaje en que Josué manda detenerse al Sol. Según Galileo, si el Sol se para, todo lo demás debía pararse, lo cual es más congruente con el relato bíblico (según Galileo). Es decir, para hacerse "fundamentalista católico" era mejor ser copernicano.

Flipper dijo...

También está lo del jesuita Rechneir, que se aprovechaba de los descubrimientos de Galileo para publicarlos él antes. Por ejemplo, el tema de las manchas solares,pero inventándose que pasaban muchos cuerpos celestes entre el sol y nuestra vista, por lo que tales manchas no estarían en la superficie. Era la única manera de salvar los bártulos, pues el sistema de Tycho ya estaba cuestionado y una prueba física más en su contra dejaba a los jesuitas sin sistema al que acogerse, ya que ya había prohibido el Santo Oficio investigar nada en sentido copernicano (o más bien kepleriano).

Martín Monedero dijo...

Muy interesante, y muy necesaria su difusión.
Saludos.

Flipper dijo...

gracias. Es un tema inmenso y complejo, pero muy apasionante. Se ve en esta parte de la historia de la ciencia como las cosas no se pueden zanjar con una respuesta simple.