martes, 6 de diciembre de 2011

Sobre el concepto de “tradición” (con minúscula)

Brunero Gherardini, profesor de Eclesiología de la Universidad Lateranense de Roma durante cuarenta años, comenta en su libro Vaticano II: una explicación pendiente, publicado recientemente en España por Gaudete, que se impone una profunda reflexión teológica acerca de la ruptura del citado concilio con la Tradición de la Iglesia. Tarea que declara inmensa, aunque ya se ha reflexionado bastante durante estos últimos cuarenta y seis años en esa dirección, sobre todo por el ejercicio crítico que ha hecho la Hermandad de San Pío X (hecho que se omite en la obra), quedando clara la ruptura en puntos fundamentales como son la Liturgia y la libertad religiosa.

Nótese que el título de este post, “tradición” con minúscula, pues con mayúscula nos referimos a una de las fuentes de la Revelación divina, junto con la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia. Gherardini señala que esa “tradición” con minúscula se refiere a esas tradiciones particulares que han surgido en cada tiempo y lugar como fruto de esa otra Tradición apostólica. La primera depende de la otra como del río a su fuente, y no se pueden desgajar. Lo que el autor llama la “vulgata” del Concilio (la interpretación dominante tras el mismo, que se ha convertido en un lugar común o un quasi locus theologicus) ha tomado esa tradición como un adherido de la época carolingia, fundamentalmente. Adherido que seria necesario purgar, según los modernistas, para que la Iglesia se despojara de lo accidental y recobrara lo auténticamente evangélico.
Lo difícil aquí es determinar si esas tradiciones son parte de la cadena apostólica, aunque no su esencia, o si son prescindibles a la luz de los mismos principios de la Iglesia. En este sentido Gherardini hace un llamamiento para que el concepto de tradición sea estudiado desde la antropología y la filosofía con profundidad, tarea que llevará años.
Cuando oímos hablar de “tradición” en el ámbito filosófico, o en ámbito tradicionalista, nos viene la idea de un movimiento político-hoy lamentablemente omitido en los manuales universitarios de filosofía política-, unido a la idea de propiedad y familia como ejes vertebradores de la sociedad. Sin embargo, esta tradición política, valga la redundancia, tiene más de costumbre que de teoría. Aunque no podemos dejar de mencionar a autores tan importantes como Burke, Donoso Cortés, etc no se agotan aquí todas las virtualidades de ese concepto, creemos que ni en el ámbito filosófico ni en el teológico.
En el ámbito filosófico, al menos recientemente, ha sido Alasdair McIntyre quien se ha ocupado más de la tradición. Para él, es “un argumento sostenido en el tiempo” frente a las diversas circunstancias, siempre cambiantes. Se supone que es un mismo argumento, pero que no cambia en su principio, sino en su formulación (hablamos del ámbito filosófico, no del problema de la evolución del dogma planteado sobre todo por J.H. Newman).Esta formulación se da -cuando se pone en cuestión- en una tensión con lo que lo confronta – y ha de desplegarse teniendo en cuenta la significatividad, es decir, que el conjunto de costumbres que representa la tradición no traicione el principio del que deriva. Mc Intyre indica incisivamente (en su obra After Virtue) que el conjunto de tradiciones particulares tienen importantes implicaciones para la antropología y la ética, pues es el punto de partida desde el que cada uno descubre e interpreta el mundo, su hogar mental, como se podría decir.

La propuesta de McIntyre merece ser estudiada. Para muchos bastará con presentar su aval: ha sido calificado de dogmatista (no oculta que se inspira en la encíclica Aeterni Patris de León XIII), y de querer echar a perder el proyecto ilustrado. Lástima que no lo haya logrado ya.

domingo, 27 de noviembre de 2011

España sumergida. Los Chichos.

Voy a consentirme hoy un artículo wiki -perdón, digo friki.

Ya hace tiempo que estoy harto de ese deleitarse individualista propio de la cultura del capitalismo liberal (véase N. Bobbio) que es el esnobismo, el querer singularizarse por hacer algo distinto a la chusma, ocupada en cosas tan simples como ganarse la vida, encontrar el amor verdadero (con una mujer, en el caso del varón) , formar una familia o cuidar y respetar a los mayores.

Así que ejerciendo mi antiesnobismo paré el otro día en una gasolinera del páramo castellano, provincia de Zamora, y me compré el disco “Ni más ni menos” de Los Chichos, expresión privilegiada del antiesnobismo pseudointelectual. Como rescatar de un pecio sumergido de la olvidada Tarsis un ánfora, o un utensilio de ocio de aquella antigua civilización.
España, desde que tengo uso de razón, se ha caracterizado por ese antiesnobismo práctico que se concreta en una preeminencia de la voluntad sobre el entendimiento, del sentimiento sobre la razón. Y paro ya con estos binomios porque ya casi parezco Lévi-Strauss. Al menos, esto se verifica en las amplias capas populares y trabajadoras, que son las que mejor expresan la cultura milenaria de nuestro amado pueblo. Quizá porque en España las creencias, valores y/o actitudes y comportamientos sociales estaban reflexionados e interiorizados desde generaciones atrás, lo que explica que aún se resistan a desaparecer a pesar de la ofensiva cultural postmoderna.

Los Chichos representan como nadie ese aspecto persistente-característica universal a toda cultura, según K. Kottak- de la cultura española, en sus melodías y sus letras. A ellos, como buenos españoles, no les hacía falta reflexión sobre la cultura, ya que ellos eran cultura (no en el sentido de que eran “La” cultura). Parte de un todo holístico y etnocéntrico que en los gitanos adquiere especial fuerza. Siguiendo una aplicación un poco forzada pero creo no inexacta del funcionalismo de Malinowski, si tomamos un aspecto particular de la cultura de un pueblo podemos llegar a conocer todos los demás. Como aspecto particular de la cultura española, todavía bastante homogénea a mediados de los 70, en ese sentido los Chichos aparecen como informadores privilegiados de una cultura y sus problemas sociales en el momento concreto de la España de la transición: la heroína hacía estragos entre la juventud pero las cárceles se llenaban demasiado de gente de etnia gitana, mientras a los peces gordos como los charlines y miñancos no los detuvieron hasta mucho más tarde. Por ejemplo. 

viernes, 25 de noviembre de 2011

La justicia como imparcialidad: Rawls

Siguiendo un poco con eso del liberalismo, o más bien de sus desarrollos, pues es un monstruo con varias cabezas, me ha gustado la exposición de Fernando Rodríguez Genovés en el número de este mes del Catoblepas sobre John Rawls y Nagel, aunque demasiado breve y condensado como para abordar el tema sin estar informado (esto es internet). Me interesa subrayar algo de lo que nos quejamos a veces: que las distintas opiniones valen lo mismo y que las obviedades llenan por doquier cualquier medio. Pues esto lo debemos en parte a las éticas liberales postkantianas como la de Rawls. En su versión de la ética de comunicación de "Jabermas" -es divertido transgredir estos nombres tan ultravenerados-  y K.O. Apel , Rawls defiende que para ser moralmente justos habría que poner a todos en el mismo nivel, a saber: 1) que todos acepten las reglas del juego o un marco de convivencia, y 2) que pongan entre paréntesis su situación social, como si no supieran nada. es decir, habrá que jugar a un juego en el que tú-no eres-tú-sino -yo, en pro de la convivencia y de la paz social. Sólo así se salvaría la "imparcialidad" del sujeto moral a la hora de juzgar. 
No entiendo cómo Rawls pretende salvar así la responsabilidad moral del sujeto, o si simplemente está organizando las normas del "Monopoly". Parece que ciertos desarrollos de la ética liberal están hechos ad hoc para la ética de "empresa"-no se ha concretado aún qué cosa sea esa, pero predicada por ciertos clérigos neomodernistas -, salvaguardar la responsabilidad moral todo lo que se pueda, en favor de las "fuerzas ciegas" que mueven el mercado y la sociedad capitalista.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Liberalismo y Epicureismo

El liberalismo, corriente sociopolitica imperante, nos domina. No sólo es eso, una corriente más, o más bien una forma de pensamiento surgida de la Ilustración, sino que está en pleno auge y además volviendo a sus postulados más "conservadores"-lo pongo entre comillas porque pienso que el conservadurismo es otra cosa-. 
En su visión del hombre y del mundo es interesante constatar su visión de la sociedad como "un agregado de individuos o una yuxtaposición de individuos" (Bentham). Curiosamente, esta idea fue sostenida por la escuela  epicureísta en la época helenista. La sociedad sería una mera convención, un pacto entre individuos para defenderse, legar a regañadientes el poder de castigar a un poder externo-el estado- y para aumentar nuestro poder sobre la naturaleza (Hume). Por mero interés. No habría nada de natural en la constitución de la sociedad. 
Si entendemos por "natural" lo contrapuesto a "artificial" estamos de acuerdo. Pero en esta visión reductora del hombre, en el que el individuo (nunca se habla de "persona") es poseedor de sus dotes y dones y le pertenecen por derecho para conseguir un máximo de beneficio, propiedades, con las que alcanzar la independencia, la mayor posible, no hay sitio para una sana teleología humana. El fin del hombre es el beneficio y el cálculo egoísta. Es un ser "libre", autónomo, etc. En el libro de Max Weber El espíritu del capitalismo y la ética protestante  se explica muy bien esta visión. 

Lo malo es que hay muchos que piensan que esto es lo adecuado, lo conveniente, lo que va a dar mayor libertad de actuación al ciudadano, incluso lo que responde mejor a la Ley de Dios y de la Iglesia y a su Doctrina Social. Y es esta visión la que nos hace esclavos de los mercados, de las "fuerzas ciegas" que piensan algunos que están por encima de los países, de los electores, del pueblo en una palabra. Son "individuos" concretos, eso sí, actuando en las sombras, los que echan de las casas a los deshauciados, los que han dado hipotecas basura, y demás. Pero es la visión que tendría la gente si tuviera dinero, fuera propietario a la manera liberal. Hemos participado de esa visión desde la Ilustración y es hora de abandonarla por una más humana, más realista, menos soberbia y egoísta Ni Epicuro nos diría lo contrario.  

lunes, 7 de noviembre de 2011

Amelia Valcárcel o "tó el mundo é güeno"

Amelia Valcárcel, catedratica
de Filosofía Moral y
Política de la  UNED
El programa de la 2 de TVE dedicado a la filosofía, "Pienso luego existo" emitió esta semana un monográfico sobre Amelia Valcárcel (Madrid, 1950). En un modo informal, de conversación, la catedrática de la UNED expuso sus opiniones filosóficas sobre la moral y política, asignatura de la que es profesora. Valcárcel es una mujer que vivió una educación estricta en un colegio religioso, según confesó, y se sintió aliviada al pasar a estudiar el curso preuniversitario-el antiguo PREU- en un instituto público. Al fin, respiró. No es un detalle baladí en su biografía, ya que ésta es una característica propia de su generación, especialmente entre los intelecuales en España: les han metido la educación religiosa a la fuerza y su filosofía se desarrolla en gran medida contra esa imposición a que se vieron sometidos como adolescentes y jóvenes.
Hasta aquí puedo entender -que no aprobar- los motivos que le han llevado a relegar a la religión, como una pensadora tardoilustrada, a los cajones de la "cultura"-mero estudio de los simbolismos artísticos-, y dentro de los parámetros de una ética "pública y del deber", siguiendo los desarrollos de Kant por parte de Dworkin, K.O. Apel y Habermas, entre otros. Pero lo que no me casa dentro de esa lógica respuesta a lo vivido en su juventud es esa creencia-porque no le encuentro otra categoria epistemológica en la que clasificarla- en el hombre como un ser capaz de ser salvado por la Educación y la Cultura. El mito de Prometeo revivido. Una idea muy hegeliana, pues ella misma confiesa ser su libro de cabecera desde segundo de filosofía Fenomenología del Espíritu de Hegel. Como decía el título de aquella peli española, parece que "Tó el mundo é güeno".
Hay que decir que Amelia Valcárcel es miembro del Consejo de Estado, y por tanto ha participado durante muchos años de las decisiones políticas tocantes a la educación en España, y ha podido ver los resultados de la agenda política en este tema. La ideología, con su orden artificial al que hay que ajustarse constantemente, le habrá impedido ver que el programa ilustrado ha tenido sus logros en sus tres siglos de existencia, como que la gran mayoría de la población hoy en día está alfabetizada, conoce a grandes rasgos algo de historia, de matemáticas, de filosofía, muchos pueden hablar y entender lenguas extranjeras, etc y no sólo eso sino que es capaz, en el orden material, de desarrollar un modo de vida que sólo el Imperio romano había logrado (en cosas como agua corriente, calefacción central, obras de ingeniería...) y de manejar tecnologías muy complejas nunca soñadas antes. Pero también sus fracasos estrepitosos, pues todo esto no implica cultura necesariamente -ahí están los estudios de G. Bueno sobre el tema- ni tampoco ¡Por Dios! que se esté realizando el plan ilustrado de Voltaire & Co., buenos salvajes que con la cultura y la educación pasan a un tercer nivel de humanidad y entran en la Edad del Espíritu hegeliano. Esta sustitución, o más bien inversión, del concepto de la gracia divina frente a la naturaleza-quien no la sepa que estudie el antiguo catecismo de 2º Grado-  está como en la base del pensamiento hegeliano y Valcarceliano. Y en la base del fracaso de este modelo. Ya es hora de que la ideología ceda paso a algo de realidad y vean, sino ellos al menos los que entren en el gobierno a partir del 20-N, que España necesita algo distinto a ese "buenismo" que cierra los ojos ante la realidad del hombre, que no es capaz de "entrar en mayoría de edad" ilustrada ya que por burros que sean los alumnos se dan cuenta de que el modelo nacido de esa concepción es pura convención hipócrita que hay que asentir y aguantar, pero carente de fundamentos sólidos en la realidad. Que se enteren que gracias a ellos y a su ideología algunos se interesan de verdad por la filosofía, por ejemplo. No para tomar una tradición ideológica moderno-ilustrada para repetir y conservar, sino para ponerla en cuestión y comprobar si eso es lo verdaderamente humano, o más conveniente, o lo que hace que los jóvenes se formen en algo más que la panacea científico-técnica. Lo malo es que los gobiernos del PP no han hecho nada al respecto a pesar de ver de sobra el problema (por eso tienen más culpa). 

Cuando gente como la Sra. Valcárcel me diga que Platón era un nazi y un machista, yo me interesaré por Platón. Cuando me diga que Franco fue lo peor que políticamente le pudo pasar a España me interesaré por Franco. Cuando me diga que la democracia y la transición son un ejemplo para Europa de madurez politica, me interesaré por la transición. Porque eso es lo que he escuchado, no quiero aceptarlo acríticamente. La ilustración ha fracasado: no tó er mundo é güeno, como decía la peli de Summers, Amelia. La educación ilustrada también.  Pásate por un instituto público e intenta dar una clase. Sal de tus salas del Prado, deja siquiera por unos minutos tu ser liberado de la sociedad y contrasta tus reflexiones con la realidad. Tu filosofía se verá cuestionada, apretada, en un test de stress y de presión que le dará el valor que necesitas. Un replanteamiento a estas alturas es demasiado pedirte, pero al menos bajarás por un instante de tu castillo de cristal.  

domingo, 30 de octubre de 2011

¿Qué podemos votar los católicos?

Ante la nota de la Conferencia Episcopal Española, mucho más clara de lo habitual porque se esperan que gane el PP, uno se pregunta si en este caso el "mal menor" que representa ese partido (es decir, que no haya otro a quien votar) es suficiente para llevarse nuestro voto. El PSOE descartado. Mis razones, aparte del matrimonio homosexual y de querer continuar con 30 años de educación a la juventud en su ideología cada vez mas difusa pero no menos dañina y anticristiana, son: 
-su deriva pro-banca y contra el ciudadano "obrero".
-Su malvado-porque es consciente- objetivo de proletarización  de un abanico cada vez más amplio de la sociedad;
-léase ESTO para rematar lo dicho.

Una buena opción  para los católicos que tienen una sensibilidad social, de "izquierdas", que quizá se hayan comprometido con el PSOE o IU en el pasado y estén arrepentidos es SAIN. Su web AQUÏ.  

De la política y la esperanza secular

Hoy es buen día para reflexionar sobre la política:
http://sergiorcastano.blogspot.com/2011/10/la-idea-de-cristo-rey.html

Los Metz, Moltmann, etc. deberían leer esto un poco más.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Antropología rural. ¿Está el campo "finiquitado"?

En el fondo de las crisis que nos sacuden, hay un tema de fondo que subyace entre otros a éstas. Algunos hechos a los que podemos remitirnos en la descripción del mundo rural en la sociedad que yo estudio, la gallega, pueden ser universales culturales, pues el éxodo del campo a la ciudad es un fenómeno mundial y transcultural: se da en América de habla hispana, en África, en Asia...Desde la siempre peculiar sociedad gallega intento hacer una aproximación a la decadencia del rural:

  • Desde el punto de vista etnográfico: la sociedad gallega rural es matrilocal y matrilineal. La mujer tradicionalmente lleva el peso de la casa y la educación de los hijos. Al ser el hombre el que se traslada a casa de la mujer al casarse, ha de plegarse necesariamente a lo que dicte la familia de la mujer. Las tareas del campo se ven repartidas, y con la llegada de la maquinaria se diferencian los roles. Los hombres manejan las máquinas y las mujeres llevan los trabajos de la casa, dependiendo del trabajo de temporada (vendimia, sembrar el maíz, las patatas, la regogida, la siega de la hierba seca en verano...
  • La incorporación de la sociedad rural, aun sin abandonar el lugar de origen, a las tareas propias de una sociedad urbana ha doblado esta situación. Es decir, los hombres y unas pocas mujeres trabajan fuera, en pueblos o villas cercanas, cosa facilitada en algunos lugares por la cercanía a éstas, y vuelven a casa, donde les esperan los trabajos propios del rural. Necesariamente se ha de plantar menos, casi testimonialmente, apenas hay animales domésticos para el propio consumo (vacas, cerdos, etc.) y se va transformando la vida y el paisaje. Los otrora concurridos prados y fincas se encuentran desiertos, difícilmente encuentra a alguien uno por las aldeas, sólo unas pocas personas mayores que gracias a Dios están encantados de saludar  a un forastero y acceden a una entrevista informal, aunque no saben el antropólogo lo anota como una historia de vida. Ésos son los informantes privilegiados. Debo decir que tampoco es tan fácil encontrarlos, pues incluso las personas mayores están hoy en los centros de día-allí donde los hay- casi toda la jornada. 
  • Esta descripción se ajusta a un modo de vida mixto que ha venido a implantarse progresivamente y que provoca unas mejores condiciones de vida material, pero paradógicamente supone la disolución, también progresiva, de la cultura rural, apoyada en unos contrafuertes que van cediendo: las estaciones, que marcaron siempre el ritmo de vida, de trabajo y el simbólico; las instituciones culturales como las escuelas unitarias, en su mayoría cerradas, y el clero, aglutinador de un todo de sentido que sigue presente, en una forma de religiosidad que se plasma en el culto a los santos y la asistencia a santuarios.

  • Desde el punto de vista etnológico decir que es lógico que tomada en conjunto se de una tensión clara entre los que han iniciado un modo de vida misto y los ancianos que no se han querido, o no han sido capaces de, adaptarse a la nueva cultura. Los valores de la cultura rural como la fecundidad -un trabajo agrícola exige un número grande de hijos que puedan ayudar-, la religiosidad - todavía presente, decimos. pero con una interpretación distinta a la de los mayores, centrada ahora en el aspecto profano de la fiesta, siempre unido en Galicia con el aspecto religioso, que va cediendo- etc. dan lugar a un nuevo espectro de cosas en las que se entremezclan la creciente capacidad profesional y técnica de los jóvenes en los diversos oficios, y el desmoronamiento de un todo holístico según la definición clásica de cultura de Taylor.

  • El desprecio de los jóvenes por estas instituciones culturales es patente, pues no se ha sabido hacer una presentación de la tradición adecuada. Puede que el nivel técnico, económico y de vida haya crecido, pero no la cultura entendida como humanidad. Unido a esto, mencionaría el desmantelamiento institucional que actuaba como contrafuerte -escuela, parroquia-iglesia, mayores-, que viene a ser como el colofón o el canto de cisne de la cultura rural tradicional.

  • Bibliografía: "antropología de Galicia", de Xosé Ramón Mariño Ferro; del mismo autor, "Autobigrafía dun labrego"


Conferencia de Xosé Ramón Mariño Ferro from asarbo on Vimeo.

sábado, 27 de agosto de 2011

Los apologistas cristianos


San Justino (s.II), mártir cristiano, considerado un traidor por los demás filósofos por considerar el cristianismo "la verdadera filosofía".
El cristianismo fue considerado de tal superchería por los contemporáneos de la primera generación que apenas tuvo necesidad de ser refutada su doctrina más que con insultos y burlas. Sin embargo, a medida que "la verdadera filosofía", como lo llama uno de los filósofos convertidos, Justino, se extiende, alcanza también a gente culta que al abrazar la nueva religión desde el paganismo siente la necesidad de comprender racionalmente la fe, por un lado, y por otro de dar razón de ella con términos filosóficos ante los ataques de las distintas escuelas filosóficas, especialmente del medioplatonismo y estoicismo. El escritor cristiano Orígenes, en su obra Contra Celsum, nos ha legado ocho partes de una obra escrita por el pagano Celso en la que combate el cristianismo desde un buen conocimiento de su doctrina, moral y escrituras sagradas. En concreto, Celso centra sus principales ataques contra la doctrina de la Creación (idea que tilda de infantil), las profecías (que según él serían deterministas) y la idea de un Dios antropomorfo o la resurrección de los cuerpos.
La pugna tiene su origen en Frontón, educador de Lucio Vero y  de Marco Aurelio, que difundió entre la gente culta las acusaciones contra los cristianos. Acusaciones que recogen Celso y otros paganos como un tal Cecilio en otra obra, el Octavius de Minucio Félix. otro apologista cristiano. Estamos en el s. II de nuestra era y el agotamiento de la filosofía era patente. El Imperio empieza a entrar en decadencia y los cristianos representan una amenaza interna, que a esas alturas tiene tal entidad que los mismos emperadores la tienen en cuenta en el ámbito cultural.

Me interesa subrayar en este post que los cristianos se tomaron muy en serio las acusaciones, como demuestran las defensas de los apologistas ya mencionados, y otros como Tertuliano, testimonio por otro lado de las doctrinas estoicas y neoplatónicas de su época en su obra El Apologético. Se echa en falta hoy, tiempo en el que asistimos a una rápida decadencia de la democracia, actitudes como la de aquellos apologistas que se esforzaron, con matices, en usar lo provechoso del saber clásico para defenderse. Hay sin embargo algunas diferencias que conviene apuntar entre los principios filosóficos de aquella epoca y la nuestra:
  • La filosofía contemporánea no está abierta a la trascendencia, en líneas generales; los principios materialistas y arreligiosos son como sus columnas;
  • El diálogo, previo a la Evangelización deseada por los cristianos, no se da entre argumentos de razón normalmente, sino de sentimiento, de experiencia subjetiva. Lo pudimos comprobar días atrás con as entrevistas a los jóvenes participantes de la JMJ. Muy flojitos.
  • Atascados en experiencias subjetivas solamente universalizables en un hecho, el religioso, que no pertenece a toda la humanidad, sino a unos cuantos, por muchos que sean, no hay desarrollo ulterior que el de la mera descripción antropológico-cultural de ese hecho, que tomará diversas formas según la cultura en la que se inserte. 
  • No sirve a los cristianos, por ejemplo, los desarrollos neokantianos de la vida en ciudadanía, pues subordinan el hombre al ciudadano en orden a una Paz perpetua, título de una de sus obras.
  • Hay, en fin, temas controvertidos que no se aclaran sino es en referencia a un orden superior trascendente y a un principio de autoridad suprema (matrimonio, anticoncepción -en el caso católico-, etc.) Aquí es donde se demuestra en toda su fuerza los límites de la filosofía para pensarlo todo.

jueves, 25 de agosto de 2011

La tipificación en la vida de los filósofos o "I´m dissapointed with philosopher´s real lifestyle"

Es que no sé cómo expresar lo segundo de una manera precisa en español. Un lapsus mental. Cuidado, si estudias filosofía no te lo tomes muy en serio, puedes acabar mal de la "tartera". Bueno, el caso es que un artículo de Sergi Grau, de la Universitat de Barcelona, en la revista "Espíritu" de la Institución Balmesiana, trata de la "tipificación en la vida de los filósofos" (de la Antigüedad, se entiende). De su lectura, muy provechosa, concluyo que nos previene de 1) pensar que la doctrina de los filósofos ha sido tal y como la narran sus biógrafos, cosa obvia, 2) de creer que la vida de los pensadores antiguos responde a su doctrina siempre y toda circunstancia; 3) de mitificar ambas cosas apuntadas, ya que los clichés biográficos eran lugar común de las distintas escuelas o discípulos posteriores.

Por ejemplo, tanto de Aristóteles como de Platón se nos dice que fueron vendidos como esclavos, cuando sabemos por los datos de la  Historia que el primero era meteco; que los enfrentamientos con los tiranos a lo Sócrates aparecen en numerosas biografías, etc etc. y siempre hablando de autores muy dispares en sus doctrinas y opiniones, lo que nos hace sospechar. No quiere decir que los filósofos no vivieran conforme a lo que pensaran en el sentido de que fueran hipócritas que enseñaban una cosa y vivieran otra, sino que el recuerdo de un filósofo pasa por el tamiz de cómo sus discípulos han entendido su doctrina. Los de Epicuro no vivieron la moderación de su maestro en la búsqueda de los placeres, por citar un caso conocido. Más pintorescos son las anécdotas que cita el mismo autor en esta entrevista

Volveré al artículo citado con datos más concertos. Simplemente quiero prevenir a muchos entusiastas de la Filosofía que empiezan con gran ánimo mitificando las figuras de los filósofos, que no han dejado de ser hombres, que sus vidas y planteamientos tienen una validez relativa, y que la filosofía es el arte de pensar sutil y matizadamente.
Estúdienla, pues, sin prisa.

martes, 23 de agosto de 2011

blogs de filosofía

No es fácil dar con blogs de filosofía un poco técnicos; en el mío podéis comprobar que se intenta ser técnico de vez en cuando, cosa que no es fácil. Para los que entienden inglés he encontrado este, recomendado por Bill Vallicella. He dado con una recomendación útil, sobre todo si estás haciendo un trabajo o tesis en la que necesitas citar en original. Espero que os sirva.

sábado, 20 de agosto de 2011

...Para los que hacen deporte


...O cultivan compulsivamente su cuerpo en el gimnasio para estar bien, dicen, consigo mismos. Lo mismo para las damas que se afanan en operarse los senos, nariz, liftings, y cosas por el estilo:

"¿Por qué, dime, alimentas y ejerces las fuerzas del cuerpo? La naturaleza se las concedió mayores que las tuyas a los ganados y las fieras. ¿Por qué cultivas la hermosura? (...) cualquier caballo lucirá una crin más espesa, en la cerviz de los leones se erizará una melena más hermosa. Por mucho que te adiestres en correr, no igualarás a una liebre.  ¿Quieres tú, dejando todo eso en que necesariamente has de ser vencido, puesto que te esfuerzas en lo que no es tuyo, volver a tu bien propio? ¿Cuál es éste? A saber, un ánimo limpio y puro, émulo de Dios, que se levante sobre las cosas humanas, que ponga nada suyo fuera de sí. Eres un animal racional. ¿Cuál es, pues, el bien en ti? La razón perfecta. (...) Piensa que tú eres feliz cuando todo tu gozo nazca de ella, cuando viendo lo que los hombres arrebatan, desean, guardan, nada encuentres en todo eso (...) Te daré una breve fórmula con la que midas si ya eres perfecto: tendrás lo tuyo cuando comprendas que los más desgraciados son los felices. Salud."

Séneca, carta CXXIV, 21-24

miércoles, 20 de julio de 2011

Los límites de la filosofía: nuestro tiempo y la época helenística. Testimonios

Desde perspectivas muy diferentes, traigo a colación estos dos textos. El uno, del P. Leonardo Castellani (+1981), insigne sacerdote argentino. El otro, del profesor español Salvador Mas Torres, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

P. Leonardo Castellani: artículo actualidad de sto. Tomás:
Estamparé aquí una afirmación osada, que a quien le parezca disparatada o temeraria no tiene más que pedirme se la pruebe... Es ésta: en la época en que estamos, la Epoca Atómica (que yo llamaría “Parusíaca”), no habrá más filosofía. Habrá solamente Teología; la filosofía habrá retrocedido a sus raíces religiosas. Habrá una lucha religiosa a muerte entre el ateísmo y la Iglesia Católica, es decir, entre la teología de Hegel y la de Tomás de Aquino. Podemos adelantar que Hegel vencerá, pero no para siempre.

Hace ya un siglo, el gran Menéndez Pelayo exclamó (en Ideas Es­téticas, tomo 4, I): “¡No hay filósofos, y quizás no los habrá ya nunca!”, que es lo que estamos diciendo. Tampoco los hubo después del gran crítico hasta nuestros días. Pero, ¿y esa bandada de filósofos disemina­dos por todo? Aquí en Buenos Aires tenemos como cinco... No son filósofos: son profesores de filosofía. Son discípulos, seguidores, epígo­nos de Hegel. Y lo mismo se ha de decir, pese a quien pese, de Bergson, de Max Scheller, de Gentile, de Julián Marías y de Ortega, etc., etc. Son a veces brillantísimos expositores, pero filósofos no son. Son flor de un día.
El causante de esta polarización en marcha fue un teólogo extraño y poderoso llamado Söeren Kierkegaard.

Salvador Mas Torres, en la Guía web de su asignatura:

"La reflexión filosófica ya no es estrictamente racional, más exactamente: la misma filosofía es muy consciente de los límites de la racionalidad, y asimismo de que estos límites son de carácter religioso. Cuando Flavio Josefo identificó a los saduceos con los epicúreos, a los fariseos con los estoicos y a los esenios con los pitagóricos, fue muy consciente de que por detrás de la diversidad de perspectivas se escondía una misma preocupación metafísica y moral: cómo ser felices en un mundo que se derrumba".

lunes, 4 de abril de 2011

¿Es la Iglesia actual neokantiana?

El título no es casual. El caso es que la Iglesia actúa como tal. Me explico.Para las éticas neokantianas, la ética pública está por encima de la ética pricada, que sería aquella propia de los grupos particulares o tradiciones culturales. El Estado, según estas posturas (por ejemplo John Rawls), ejercería una moderación de estas con un "consenso entrecruzado". Obviamente, sólo se aceptan las posturas particulares que se enmarquen en la ética pública, o de "lo justo".
La Iglesia ha adoptado este esquema sin nombrarlo de esta manera. Para sobrevivir, acepta este marco de la primacía de lo "justo" (es decir, de la ética pública regulada por un tercero en autoridad) y dentro de sus filas ejerce un férreo control a su vez, no tolerando posturas no-oficiales o oficiosas.

La clave, a mi humilde entender, es que la Iglesia, adoptando la Modernidad post-Ilustrada, y su visión ética y antropológica, sustituye, como hace ésta, una ética de fines por una ética del deber, en la que la única virtud es precisamente la fuerza que la voluntad pone en ese cumplimiento. El deber es así una máxima universalizada-no universalizable- por los srs. obispos. La ética de fines aristotélica enseñaba que el fin del hombre es la felicidad, y aunque no exista unanimidad en qué cosa sea esto, según Aristóteles, sí que hay un tipo de vida distinto al que corresponde una virtud principal para lograrla. La Iglesia, al olvidar voluntariamente este esquema de su doctrina -no en la teoría pero sí aplastantemente en su predicación y enseñanza-, ha convertido su obrar en una ética de lo justo, donde el fin de la misma no parece ser -insisto, parece- la salvación de las almas, sino mantener el statu quo, un orden de cosas donde supuestamente no haya conflictos por causa de proclamar que Ella tiene la Verdad, obviando aspectos fundamentales de su enseñar como la tan anunciada Doctrina Social, en las circunstancias en que estamos sería muy bueno oir de parte de algún Obispo alguna declaración pública al respecto.

Iglesia que se dirige a ninguna parte por connivencia con la Modernidad. Sería tiempo de volver a las esencias y no tener miedo de ser lo que se ha de ser.
Termino con unas palabras dirigidas a nuestro país, España, que bien pueden aplicarse a la Santa Iglesia:

Donde no se conserva piadosamente la herencia del pasado, pobre o rica, grande o pequeña, no esperemos que brote un pensamiento original ni una idea dominadora. Un pueblo nuevo puede improvisar todo menos la cultura intelectual. Un pueblo viejo no puede renunciar a la suya sin extinguir la parte más noble de su vida, y caer en una segunda infancia muy próxima a la imbecilidad senil” (Menéndez Pelayo, Dos palabras sobre el centenario de Balmes, 1910).

viernes, 25 de marzo de 2011

España, museo (II)


Ahí va esta foto de un graffiti, que vi con unos amigos visitando Zamora. Hablaba en mi último post de la España vacía de contenido. Ya se ve que hay alguien más que comparte mi punto vista. Me alegro de ello.

miércoles, 2 de marzo de 2011

España, el Museum Park

Con ocasión del ya finalizado Año Santo Compostelano -o Xacobeo, para los laicos (que de todas formas viven de la Iglesia, aunque sólo sea por los monumentos)- hubo interesantes artículos en la prensa gallega acerca de lo que parecía un "parque temático": las ciudades monumentales. Visitándolas, se da uno cuenta que España, en frase de Quevedo, es "el esqueleto de un gigante", al modo de esos que se ven en los Jurasic Parks. Y se da uno cuenta de que el esplendor de la cultura española se ha acabado. Somos una reliquia del pasado que vive del turismo y de nuestra historia, sin querer saber de ella. Da pena cómo en las magníficas catedrales castellanas sólo vemos guiris disfrutando de su arte, estudiantes de intercambio de Georgia, Illinois o Marsella, que al salir de ellas dirán "Oye, ¿Sabéis si hay un Mc Donald´s en este pueblo?"
uno se lo indica, como quien no quiere la cosa, resignándose a ser parte de un mundo español sin referencia cultural, pues lo que pasa a ser museo pierde su condición cultural para ser naturaleza muerta, arqueología etnográfica que, al menos, le da de comer a unos cuantos.

viernes, 11 de febrero de 2011

Más sobre Occidente. ¿Qué tenemos que enseñar a los árabes?

Los egipcios han demostrado ser una sociedad viva consiguiendo el cese de Mubarack

Con ocasión del post de Bill Vallicella sobre el tema, traduzco algunas reflexiones allí mencionadas, con las que estoy deacuerdo, obviamente:
  1. La cultura islámica es trasnochada, atrasada, anti-Ilustración, pero nuestra cultura basura no es mucho mejor.
  2. Supón que eres musulmán y que miras a Occidente. ¿Qué ves?-Decadencia. y una oportunidad para enterrarlo.Si los musulmanes creen que nuestra cultura decadente es lo que son los valores occidentales, y algo que les tratamos de imponer, entonces tenemos un problema. ellos lo creen y nosotros lo imponemos. 
  3. Sayyid Qutb, teórico de los Hermanos Musulmanes, escribe en 1965 en su obra piedras miliares: ¡La humanidad está viviendo hoy en un gran burdel! No hay más que mirar a la prensa, películas, shows, ettc (...) Y añade a todo esto el sistema de la usura que alimenta la voracidad del hombre por el dinero y engendera métodos viles de acumulación e inversión (...)
  4. Somos de muchas formas una sociedad decadente y enferma empeorando cada día. en esta situación, y si no en otra, podemos aprender algo de nuestros críticos musulmanes. El hecho de que un hombre quiera cortar tu cabeza no quiere decir que no tenga nada que enseñarte. Frecuentemente aprendemos más de nuestros enemigos que de nuestros amigos. Nuestros amigos suelen ahorrarnos las verdades duras. 
Y yo añado a esto que no  sólo nos enseñan algo sobre la moral, sino sobre ciudadanía aún siendo ajenos culturalmente a la democracia. y han demostrado que su sociedad está viva, no como la nuestra, que con el pasotismo individualista de casi todos, el no mojarse, el quedar bien con todos, nos ha ganado un certificado de defunción como sociedad, aunque no faltes honrosas excepciones como las asociaciones de parados que han constituido en varias localidades.

sábado, 29 de enero de 2011

Sobre "imponer" las propias convicciones


Prof. Alasdair McIntyre, cuya propuesta sobre la ética se basa en el aristotelismo y en Sto. Tomás de Aquino.
Exposición.

Cuestión difícil pero abordable. Decíamos en el post sobre Habermas que éste postulaba una situación ideal de la ética del discurso, aunque sabe que eso no se da casi nunca a la hora de exponer nuestros criterios morales o convicciones. Pues bien, categorías parecidas nos muestra Karl otto Apel, que también parte del sujeto trascendental kantiano a la hora de hablar de la ética y de un posible consenso. En otros parámetros encontramos la propuesta de McIntyre, que -a nuestro modesto juicio- intenta dar una solución al problema de qué hemos de hacer -pregunta trascendental kantiana a la que responde la ética.

McIntyre parte de Aristóteles y de los comentarios a éste de Sto. Tomás de Aquino para desarrollar una ética ontológica. O sea, basada en el ser del hombre y en la consecución de su telos o fin natural. Como Kant renuncia a basar la ética en la ontología, el discurso sobre lo que debemos hacer debería -según el y sus seguidores- construirse éticamente. En el caso de Apel, al ser consciente como Habermas que el discurso ético no se construye en condiciones ideales, al menos -afirma, basándose en Ch. S. Peirce- por obra de una comunidad real de interpretación nos veríamos forzados a aceptar un "principio ético" de consenso. Apel intenta superar el "solipsismo metodológico" de la epistemología clásica y en lugar de hablar de un sujeto y un objeto al conocer, habla de una relación entre sujetos. Habría, por tanto, una comunidad de comunicación, donde se da validez o no a nuestras convicciones.  

Desde Orión.

Por tanto, olvidémonos de demostrar una supuesta objetividad de los valores o creencias; lo que vale, al fin y al cabo es el discurso y nuestra argumentación para llegar a un acuerdo. Esto nos recuerda los temas tan candentes de la supremacía de la política sobre la ética individual, y los sofistas griegos, que se fijaban tan sólo en la validez de la argumentación para defender los propios intereses.

En cambio, McIntyre intenta reconducir el discurso ético hacia una pregunta objetiva retomando la epistemología sujeto-objeto: sustituye la pregunta ¿Qué es ser un buen ingeniero, profesor, etc.? por la pregunta: ¿Que es ser un buen ser humano? La centralidad de las virtudes nos lo contesta.

Obviamente, la postura de McIntyre es crítica con los autores que surgieron de la Modernidad y la Ilustración, pero a estas alturas es claro que la ética del discurso no pone deacuerdo a nadie más que en puras ocasiones de intereses comunes-sobre todo, económicos (recordemos lo que han tardado los sindicatos y el gobierno español en llegar a un pacto social mientras el país se cae a cachos)-, y con su obsesión por el consenso tiene poco que decir sobre las muchas cuestiones que el ser humano se pregunta en su obrar, incluso cotidiano.

sábado, 22 de enero de 2011

El declive de occidente. recomendación cinematográfica


Ya hace más de 10 años que el filósofo norteamericano Peter Kreeft pronunció una conocida conferencia, How to win the culture war, traducida aquí, en la que resumía desde el punto de vista filosófico y católico los principales puntos a abordar en el tema de la crisis cultural (y espiritual) de Occidente. El tema de la guerra cultural, muy popular durante la pasada década se ha diluído con el tiempo.
El ocaso del samurai, de Yoji Yamada (2002) representa bien el ocaso de toda una cultura y su ejemplo es extrapolable a otros casos (el que lea entienda). El otrora casi mítico prestigio de los samurai da paso a un estilo de vida de granjero, sobreviviendo de hacer trabajos humildes porque la vida diraria lo reclama. Además, la estratificación social se hace más pesada que nunca en el clan samurai, pues se llegan a catalogar éstos de 50, 100, etc. en función de lo que ganan. Ya el mundo cultural que ellos representaban ha desaparecido como un todo, quedando sólo el envoltorio, por lo que se ven como personajes fuera de lugar y tiempo en un mundo en transición no se sabe hacia dónde. Para ahondar en la reflexión sobre la desculturización de los pueblos, la película merece más que una ojeada, mucho más detenida que su copia occidental -filmada poco después- El Último Samurai. Interesante comparar los dos puntos de vista.

jueves, 13 de enero de 2011

Sobre Habermas y los nombres del bautizo



Jürgen habermas y el entonces cardenal Joseph Ratzinger,
en un debate hacia 2004 que daría como fruto un libro.

-Exposición.

-Noticias Cuatro, hoy, emite que el Papa ha recordado la necesidad de imponer un nombre cristiano a los niños en el bautizo. Comentarios a pie de calle: ni el Papa ni nadie es quien de mandar poner un nombre a un niño, etc.

Jürgen Habermas, conocido filósofo de la Escuela de Frankfurt, trata de respetar los pilares de la ética kantiana: 1) universalidad de los principios morales y 2) la autonomía de cada uno de los hombres convertidos en legisladores. Habla de la razón comunicativa, orientada a la comprensión del otro (“le entiendo perfectamente, pero entiéndame usted a mí”). Este sería el uso de la racionalidad más importante, pues el proceso de socialización opera sobre él y ambos están dirigidos por el interés emancipatorio. Debido al pluralismo e individualismo de la sociedad moderna, Habermas, en su obra Ética del discurso (1983), hace una transposición dialógica del imperativo kantiano. En el caso de que se planteen conflictos en la comunicación acerca de la verdad de nuestras creencias éstos pueden ser resueltos en la acción del discurso, donde se someten a argumentación las pretensiones de validez de nuestras creencias. Dicho en palabras de Thomas Mc Carthy, tengo que someter mi máxima a todos los otros con el fin de examinar discursivamente su pretensión de universalidad. Se trata de instaurar un universalismo desde el que quepan todos, pero sin reducirse a los límites particulares de una determinada comunidad.

-Desde Orión.

Abordaríamos el tema desde dos lados: el ético y el antropológico-cultural.

-La exposición habermasiana nos sirve para entender y distinguir las cosas. Para empezar, habría que decir que la imposición de un nombre cristiano para los niños no es una máxima con pretensiones de ser universal, sino sólo para aquellos que solicitan el bautismo para sus hijos. Es verdadera legislación (véase Código de Derecho Canónico, nº 855), pero en este caso el Legislador no son todos los individuos como en el modelo kantiano sino el Papa. Por tanto, en este caso estamos reducidos-por muy populares que sean los bautizos en España- a los límites de una comunidad particular como es la Iglesia Católica, que legisla universalmente dentro de lo particular (no para toda la sociedad, sino para los que dentro de esa sociedad, pertenecen a ella). También el padre y la madre de la criatura forman una comunidad particular dentro de la sociedad y no han de someter a validez discursiva con todos, sino quizá sólo con los miembros de su familia. Por lo dicho, este debate no estaría en la palestra de lo universal, sino de lo particular de una determinada cultura o comunidad (aunque el nombre cristiano para un bautizado es algo que bien pueden exigir las iglesias protestantes o reformadas a sus miembros con toda coherencia). Huelga decir que la Iglesia no impone el nombre a nadie sino que indica que ha de ser cristiano. Es decir, que tenemos la posibilidad de elegir en una larga lista de santos. (recientemente el gobierno socialista ha eliminado la posibilidad de elegir incluso en lugares privados como son los bares).

-Obviamente, son los padres del niño los que primero han de decidir el nombre de la criatura, pero también y por eso mismo son los que no pueden pretender que su máxima-yo le pongo el nombre que quiera- pueda ser universal –en sentido kantiano- ni tampoco en sentido habermasiano-dialógico, por lo ya dicho. Si la Iglesia no es nadie para sugerir el nombre de mi hijo, tampoco soy yo nadie para imponerle a la Iglesia el sentido particular que tiene el rito del bautizo para mí. Y aquí entra la dimensión antropológico-cultural. Es una muestra de etnocentrismo –véanse anteriores post-el querer cambiar el significado de un rito. El vaciamiento de sentido cristiano del bautizo para sustituirlo por un sentido pluricultural-pues cada uno le otorgaría el que más le va- es un acto de conquista cultural por parte de la cultura hegemónica, simplemente.

viernes, 7 de enero de 2011

La reacción a Copérnico


Sistema de Copérnico
La batalla contra la astronomía copernicana comenzó en 1539 siendo atacada por Lutero por considerarlo contrario a las Escrituras (en concreto contra Jos 10, 13). A él se unieron Melanchton y Calvino. Y a este clamor protestante se unió la Iglesia Católica alrededor de 1610, pues había mucho en juego: la teoría de Copérnico implicaba una transformación de la forma en que el hombre concebía su relación con Dios.


La hostilidad contra una teoría científica para aplicar literalmente las Escrituras no se había visto tan fuertemente como hasta el siglo XVI. Aun cuando Lactancio, en los primeros siglos, utilizó las Escrituras para atacar ciertas teorías científicas, nunca se había impuesto a los fieles el adherirse a estas posiciones.

Se entiende bien la actitud protestante, pues para ellos la única fuente del saber cristiano es la Biblia. En cuanto a la Iglesia Católica, se mantuvo en un discreto silencio al menos durante los sesenta años posteriores a la muerte de Copérnico (1543). Una aclaración que queremos hacer es que Copérnico no era clérigo como dice Khun (a no ser que sea un problema de traducción en la edición que manejamos de la Revolución copernicana publicada por Ariel en 2010, pág. 259), sino canónigo seglar. De cualquier forma, era miembro del cabildo de una catedral y sobrino de un obispo. Esto muestra la libertad concedida a los católicos en la investigación científica y filosófica, como muestra el ejemplo del cardenal-esta vez sí era un clérigo- Nicolás de Cusa ya en el s. XV. Podemos añadir que tiene mucho que ver en esto el hecho de que la interpretación literal de la Biblia no era la única admitida por la Iglesia, aunque sí el primer sentido que había que considerar junto con el alegórico y dos más apuntados por Sto. Tomás de Aquino en el siglo XIII.

Bueno, y, ¿Qué tiene que ver esto con los aspectos científicos? Obviamente no directamente con los aspectos técnicos, pero sí con la cosmología resultante. Es decir, con la asimilación de sus consecuencias. Como afirmaba el cardenal Roberto Bellarmino, si existiera una prueba real de que el sol está el centro del universo(...) entonces deberíamos proceder con gran prudencia en la explicación de los pasajes de las Escrituras que parecen enseñar lo contrario y admitir, antes de declarar falsa una opinión de la que se ha demostrado su verdad, que no los habíamos comprendido (R. Bellarmino, carta a Foscarini, 1615, en Khun, T., o.c.). En plena controversia de la Contrarreforma, se trataba de asegurar la correcta interpretación bíblica, que en la Iglesia Católica no viene de parte del fiel individual, sino del Magisterio de la Iglesia.

martes, 4 de enero de 2011

Interesante entrevista.

Extracto de una entrevista al profesor universitario Keneth Minogue (y sí, casi se llama como la cantante) publicada en Maverick Philosopher. Traducción libre de mi cosecha, pero leéis la versión original si eso.

-Sobre el concepto de universidad: ¿Qué es lo que debería ser característico de tales instituciones?

-Respuesta: El tema básico sobre universidades es que son más bien instituciones reflexivas que prácticas. Nunca nada es urgente en ellas. La actual decadencia de muchos lugares llamados a sí mismos universidades es que están llenos de gente no cualificada con opiniones sobre cómo la sociedad debe conducirse-junto con una pasión por transformar esas opiniones en normas vinculantes. Muchos profesores hoy son simplemente dogmáticos morales que piensan que por lo menos sabemos ciertamente lo que es bueno o malo. La única cosa que podemos tener por seguro es que esas opiniones serán reemplazadas por otras en una generación o dos.

-¿Qué hace de lo políticamente correcto? Hay algunos que discutirían que es algo del pasado. Me parece que el marxismo cultural es más dominante que nunca, ¿Está deacuerdo?

-Resp. En mi época, la importancia de lo que era intuitivo e instintivo (como la urbanidad) ha sido reemplazado por lo normativo-vinculante y racionalizado. La corrección política es una versión politizada de la urbanidad ofreciendo poder a la clase de gente que quiere decirle a los demás cómo comportarse. Sobre el marxismo, fue una ilusión más que pretendió ser la clave de la vida. Es significativo que en ello se revela una de las pasiones que todavía operan en nuestra civilización-la pasión de crear felicidad gracias a a la tecnología en las manos de una supuesta elite ilustrada.
-Es "intelectual" un término de engaño hoy en día? Hay algún mérito en el concepto de ciertos individuos que mantienen el papel de intelectual en la sociedad?

-Resp.: Los intelectuales públicos son los periodistas, y los profesores están más cerca del periodismo de lo que solían estar. Ser un periodista era un insulto en términos académicos; ya no. Solía darse el caso de que los franceses tenían intelectuales y los ingleses eran simplemente educados. Hoy tenemos intelectuales saliéndonos por las orejas. Y son útiles, sin duda, en transformar asuntos públicos en objeto de debate racional. (...) Muy pocos entre nosotros se pueden resistir a tener opiniones en materias de las que sabemos poco. Por eso necesitamos la ironía socrática.

-Por último, ¿Piensa que los conservadores tienen opción a ganar la guerra cultural? Si no, al menos ¿Podemos hacer un resumen de los méritos de la izquierda?.

-Resp.: Veo los conservadores como gente en contacto con la realidad, y a los radicales como gente que aspira a mejorar el mundo. En cierto sentido, supongo, necesitamos ambas cosas, aunque el dominio de la mejora del radicalismo político en los países occidentales en éstas décadas me hacen pensar que ha vuelto las cosas peor. Los seres humanos, como dijo Eliot, no pueden soportar demasiada realidad, así que los conservadores se han resignado a ser como resto salvífico. La realidad a veces gana votos. Así que no podemos ganar, pero ganar no lo es todo. La integridad es mucho más importante.

lunes, 3 de enero de 2011

Cosmología (II): la Revolución copernicana

Tres problemas fundamentales llevaron de la mano a dicha Revolución: 1)las motivaciones epistemológicas, 2) la explicación insuficiente del sistema Ptolemaico y 3) las consecuencias en la física.

1). La reforma del calendario era una necesidad en la época de Copérnico, y él mismo sugiere en el prefacio de su obra De Revolutionibus que su teoría puede ayudar. Pero la reforma del calendario, que había acumulado errores a lo largo de los siglos, también exigía la reforma de la astronomía.

2) el De revolutionibus fue escrito tomando como modlo el Almagesto de Ptolomeo, así que como bien comentaba el diablillo, Copérnico se inscribe dentro de la tradición precedente. Entonces, podemos preguntarnos, ¿Cómo pasó a la historia por ser una obra revolucionaria? Bien, podemos hablar de un texto provocador de revolución, no de un texto revolucionario propiamente dicho. La explicación del movimiento de los planetas era el problema principal, que no se había resuelto satisfactoriamente. Copérnico y sus sucesores no sólo heredaron el Almagesto, sino también las teorías astronómicas de muchos árabes y algunos europeos que habían criticado y modificado el sistema de Ptolomeo. Por lo que había ya muchos sistemas inspirados en Ptolomeo, no uno sólo. La tradición astronómica había llegado a un gran grado de confusión.
Seguiremos.