lunes, 7 de noviembre de 2011

Amelia Valcárcel o "tó el mundo é güeno"

Amelia Valcárcel, catedratica
de Filosofía Moral y
Política de la  UNED
El programa de la 2 de TVE dedicado a la filosofía, "Pienso luego existo" emitió esta semana un monográfico sobre Amelia Valcárcel (Madrid, 1950). En un modo informal, de conversación, la catedrática de la UNED expuso sus opiniones filosóficas sobre la moral y política, asignatura de la que es profesora. Valcárcel es una mujer que vivió una educación estricta en un colegio religioso, según confesó, y se sintió aliviada al pasar a estudiar el curso preuniversitario-el antiguo PREU- en un instituto público. Al fin, respiró. No es un detalle baladí en su biografía, ya que ésta es una característica propia de su generación, especialmente entre los intelecuales en España: les han metido la educación religiosa a la fuerza y su filosofía se desarrolla en gran medida contra esa imposición a que se vieron sometidos como adolescentes y jóvenes.
Hasta aquí puedo entender -que no aprobar- los motivos que le han llevado a relegar a la religión, como una pensadora tardoilustrada, a los cajones de la "cultura"-mero estudio de los simbolismos artísticos-, y dentro de los parámetros de una ética "pública y del deber", siguiendo los desarrollos de Kant por parte de Dworkin, K.O. Apel y Habermas, entre otros. Pero lo que no me casa dentro de esa lógica respuesta a lo vivido en su juventud es esa creencia-porque no le encuentro otra categoria epistemológica en la que clasificarla- en el hombre como un ser capaz de ser salvado por la Educación y la Cultura. El mito de Prometeo revivido. Una idea muy hegeliana, pues ella misma confiesa ser su libro de cabecera desde segundo de filosofía Fenomenología del Espíritu de Hegel. Como decía el título de aquella peli española, parece que "Tó el mundo é güeno".
Hay que decir que Amelia Valcárcel es miembro del Consejo de Estado, y por tanto ha participado durante muchos años de las decisiones políticas tocantes a la educación en España, y ha podido ver los resultados de la agenda política en este tema. La ideología, con su orden artificial al que hay que ajustarse constantemente, le habrá impedido ver que el programa ilustrado ha tenido sus logros en sus tres siglos de existencia, como que la gran mayoría de la población hoy en día está alfabetizada, conoce a grandes rasgos algo de historia, de matemáticas, de filosofía, muchos pueden hablar y entender lenguas extranjeras, etc y no sólo eso sino que es capaz, en el orden material, de desarrollar un modo de vida que sólo el Imperio romano había logrado (en cosas como agua corriente, calefacción central, obras de ingeniería...) y de manejar tecnologías muy complejas nunca soñadas antes. Pero también sus fracasos estrepitosos, pues todo esto no implica cultura necesariamente -ahí están los estudios de G. Bueno sobre el tema- ni tampoco ¡Por Dios! que se esté realizando el plan ilustrado de Voltaire & Co., buenos salvajes que con la cultura y la educación pasan a un tercer nivel de humanidad y entran en la Edad del Espíritu hegeliano. Esta sustitución, o más bien inversión, del concepto de la gracia divina frente a la naturaleza-quien no la sepa que estudie el antiguo catecismo de 2º Grado-  está como en la base del pensamiento hegeliano y Valcarceliano. Y en la base del fracaso de este modelo. Ya es hora de que la ideología ceda paso a algo de realidad y vean, sino ellos al menos los que entren en el gobierno a partir del 20-N, que España necesita algo distinto a ese "buenismo" que cierra los ojos ante la realidad del hombre, que no es capaz de "entrar en mayoría de edad" ilustrada ya que por burros que sean los alumnos se dan cuenta de que el modelo nacido de esa concepción es pura convención hipócrita que hay que asentir y aguantar, pero carente de fundamentos sólidos en la realidad. Que se enteren que gracias a ellos y a su ideología algunos se interesan de verdad por la filosofía, por ejemplo. No para tomar una tradición ideológica moderno-ilustrada para repetir y conservar, sino para ponerla en cuestión y comprobar si eso es lo verdaderamente humano, o más conveniente, o lo que hace que los jóvenes se formen en algo más que la panacea científico-técnica. Lo malo es que los gobiernos del PP no han hecho nada al respecto a pesar de ver de sobra el problema (por eso tienen más culpa). 

Cuando gente como la Sra. Valcárcel me diga que Platón era un nazi y un machista, yo me interesaré por Platón. Cuando me diga que Franco fue lo peor que políticamente le pudo pasar a España me interesaré por Franco. Cuando me diga que la democracia y la transición son un ejemplo para Europa de madurez politica, me interesaré por la transición. Porque eso es lo que he escuchado, no quiero aceptarlo acríticamente. La ilustración ha fracasado: no tó er mundo é güeno, como decía la peli de Summers, Amelia. La educación ilustrada también.  Pásate por un instituto público e intenta dar una clase. Sal de tus salas del Prado, deja siquiera por unos minutos tu ser liberado de la sociedad y contrasta tus reflexiones con la realidad. Tu filosofía se verá cuestionada, apretada, en un test de stress y de presión que le dará el valor que necesitas. Un replanteamiento a estas alturas es demasiado pedirte, pero al menos bajarás por un instante de tu castillo de cristal.  

1 comentario:

El diablillo dijo...

Estimo que no puede ser muy hegeliana, pues los distintos momentos del Espíritu son limitados pero necesarios, de modo que al resolverse la limitación propia del momento, ese momento no desaparece, sino que sigue siendo válido y necesario, eso sí, como momento del Espíritu, porque el saber absoluto implica tener dentro de sí todas sus limitaciones.