viernes, 20 de enero de 2012

San Canuto

el verdadero San Canuto, mártir

Esta semana se celebraba San Canuto en numerosos campus universitarios españoles. La fiesta consiste, cómo no, en celebrar una jornada al aire libre donde “llovió marihuana y nevó cannabis”, parafraseando a Tolkien. Esta cultura, unida indisolublemente a otros fenómenos de masas como el botellón y un largo etcétera, huelga decir que son la puesta en práctica de la posmodernidad, en pleno apogeo. Pero además es un ejemplo claro de la inversión cultural que supone. Es una sociedad que ha invertido los valores en sentido nietzscheano, una herejía de la cultura forjada por la Iglesia durante milenios-al menos en la vieja Europa-.

El sapere audere! Kantiano, como abandono de la tutela cristiana de la sociedad, y así pasar de un estado infantil del hombre a uno adulto, se estrella contra la evidencia de que si eso fuera así, el estado de cosas del Ancien Régime quedaría simplemente como reliquia de museo y al que no se volvería más que como algo representativo de su época y lugar. En cierto modo eso es así, pero no no representaría problema alguno para justificar el nuevo orden de cosas nacido de negar y dejar atrás lo pasado. Y sin embargo no solamente se ataca, sino que es un todo holístico que pivota en torno a la inversión de la cruz. Es una sociedad donde la educación, la cultura, el ocio, los ritos de paso y las formas de socialización tienen un un desarrollo propio contrario a la cultura eclesiástica. Sin embargo, ¿Por qué continuar con esta cultura, si la resistencia a la cultura burguesa ya ha logrado su objetivo de sacar a la Iglesia de las realidades temporales y públicas? Quizá porque vivir de esta inversión supone como su esencia y motivo de existir. En tiempos era la Iglesia la que influía, no simplemente tutelaba, como una irradiación de sus propios principios, en esas mismas realidades, le insuflaba su vida. Ahora es al revés: son los principios del mundo los que tutelan e influyen en la Iglesia, incluyendo la toma de posesión de su calendario litúrgico para darle culto a la marihuana, aprovechando el nombre tan pregnante que para el universitario medio supone Canuto. San Canuto no es un santo inventado, hasta hace poco se celebraba, y en el mismo día, pero en un sentido opuesto. Otros casos como las fotos blasfemas de Paz Vega, que no duda en prestarse a una ofensa contra la religión, por no hablar de la cristofobia de Leo Bassi y demás familia, echan de ver que nuestra “cultura”, si se puede llamar así, es simplemente una inversión burda y maligna de lo que la Iglesia ha forjado. Quien no quiere ver esto es que no sabe en qué mundo vive. Pero ya no existe la Inquisición y las ofensas quedan sin castigo y pasan por ser “libertad de expresión”. Y no vale decir que los que hacen eso no son católicos: el mero derecho a defenderse es suficiente. Menos mal que nos queda la justicia divina.

En la vida eterna los porreros universitarios quedarán estupefactos descubriendo que San Canuto, rey de Dinamarca, Mártir, existió de verdad, y les señalará con el dedo junto con todos los que lo conocieron en vida y le invocaron como protector. Pero mientras tanto hemos de sufrir las ofensas sin nadie que las repare o castigue. Es el signo de los tiempos, como diría Europe:

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Flipper:

Te doy toda la razon. Todavia me acuerdo de mis anyos mozos en la Universidad de Oviedo, cuando los estudiantes de biologia organizaban sus novenas; las novenas de biologia se llamaban. Por supuesto que esas novenas consistian en beber un vaso de vino en la primera, dos vasos en la segunda, y asi hasta llegar a la novena. Pues eso.
Un abrazo

Ramonzon

Flipper dijo...

Pues sí, Ramonzón. El caso es que no es un hecho baladí. El antrpólogo cultural Carles Feixa, en su libro "De jóvenes, bandas y tribus-monografía de la subcultura punk en España y México, que recomiendo- entrevista a un punkie de Lleida militante de la CNT en los años ochenta, y afirma en su historia de vida que había que volver a quemar al personal eclesiástico, pero no las iglesias, "que son muy bonitas". Pero todo esto se puede explicar de modo mucho más simple y menos académico, supongo.

Flipper dijo...

¡Ah! Y me olvidaba mencionar que me produce dificultades serias de interpretación, a la luz de todo esto, la frase de juan Pablo II a los jóvenes en España: "se puede ser moderno y cristiano". En fin, ese tema daría para largo. Saludos