sábado, 29 de enero de 2011

Sobre "imponer" las propias convicciones


Prof. Alasdair McIntyre, cuya propuesta sobre la ética se basa en el aristotelismo y en Sto. Tomás de Aquino.
Exposición.

Cuestión difícil pero abordable. Decíamos en el post sobre Habermas que éste postulaba una situación ideal de la ética del discurso, aunque sabe que eso no se da casi nunca a la hora de exponer nuestros criterios morales o convicciones. Pues bien, categorías parecidas nos muestra Karl otto Apel, que también parte del sujeto trascendental kantiano a la hora de hablar de la ética y de un posible consenso. En otros parámetros encontramos la propuesta de McIntyre, que -a nuestro modesto juicio- intenta dar una solución al problema de qué hemos de hacer -pregunta trascendental kantiana a la que responde la ética.

McIntyre parte de Aristóteles y de los comentarios a éste de Sto. Tomás de Aquino para desarrollar una ética ontológica. O sea, basada en el ser del hombre y en la consecución de su telos o fin natural. Como Kant renuncia a basar la ética en la ontología, el discurso sobre lo que debemos hacer debería -según el y sus seguidores- construirse éticamente. En el caso de Apel, al ser consciente como Habermas que el discurso ético no se construye en condiciones ideales, al menos -afirma, basándose en Ch. S. Peirce- por obra de una comunidad real de interpretación nos veríamos forzados a aceptar un "principio ético" de consenso. Apel intenta superar el "solipsismo metodológico" de la epistemología clásica y en lugar de hablar de un sujeto y un objeto al conocer, habla de una relación entre sujetos. Habría, por tanto, una comunidad de comunicación, donde se da validez o no a nuestras convicciones.  

Desde Orión.

Por tanto, olvidémonos de demostrar una supuesta objetividad de los valores o creencias; lo que vale, al fin y al cabo es el discurso y nuestra argumentación para llegar a un acuerdo. Esto nos recuerda los temas tan candentes de la supremacía de la política sobre la ética individual, y los sofistas griegos, que se fijaban tan sólo en la validez de la argumentación para defender los propios intereses.

En cambio, McIntyre intenta reconducir el discurso ético hacia una pregunta objetiva retomando la epistemología sujeto-objeto: sustituye la pregunta ¿Qué es ser un buen ingeniero, profesor, etc.? por la pregunta: ¿Que es ser un buen ser humano? La centralidad de las virtudes nos lo contesta.

Obviamente, la postura de McIntyre es crítica con los autores que surgieron de la Modernidad y la Ilustración, pero a estas alturas es claro que la ética del discurso no pone deacuerdo a nadie más que en puras ocasiones de intereses comunes-sobre todo, económicos (recordemos lo que han tardado los sindicatos y el gobierno español en llegar a un pacto social mientras el país se cae a cachos)-, y con su obsesión por el consenso tiene poco que decir sobre las muchas cuestiones que el ser humano se pregunta en su obrar, incluso cotidiano.

sábado, 22 de enero de 2011

El declive de occidente. recomendación cinematográfica


Ya hace más de 10 años que el filósofo norteamericano Peter Kreeft pronunció una conocida conferencia, How to win the culture war, traducida aquí, en la que resumía desde el punto de vista filosófico y católico los principales puntos a abordar en el tema de la crisis cultural (y espiritual) de Occidente. El tema de la guerra cultural, muy popular durante la pasada década se ha diluído con el tiempo.
El ocaso del samurai, de Yoji Yamada (2002) representa bien el ocaso de toda una cultura y su ejemplo es extrapolable a otros casos (el que lea entienda). El otrora casi mítico prestigio de los samurai da paso a un estilo de vida de granjero, sobreviviendo de hacer trabajos humildes porque la vida diraria lo reclama. Además, la estratificación social se hace más pesada que nunca en el clan samurai, pues se llegan a catalogar éstos de 50, 100, etc. en función de lo que ganan. Ya el mundo cultural que ellos representaban ha desaparecido como un todo, quedando sólo el envoltorio, por lo que se ven como personajes fuera de lugar y tiempo en un mundo en transición no se sabe hacia dónde. Para ahondar en la reflexión sobre la desculturización de los pueblos, la película merece más que una ojeada, mucho más detenida que su copia occidental -filmada poco después- El Último Samurai. Interesante comparar los dos puntos de vista.

jueves, 13 de enero de 2011

Sobre Habermas y los nombres del bautizo



Jürgen habermas y el entonces cardenal Joseph Ratzinger,
en un debate hacia 2004 que daría como fruto un libro.

-Exposición.

-Noticias Cuatro, hoy, emite que el Papa ha recordado la necesidad de imponer un nombre cristiano a los niños en el bautizo. Comentarios a pie de calle: ni el Papa ni nadie es quien de mandar poner un nombre a un niño, etc.

Jürgen Habermas, conocido filósofo de la Escuela de Frankfurt, trata de respetar los pilares de la ética kantiana: 1) universalidad de los principios morales y 2) la autonomía de cada uno de los hombres convertidos en legisladores. Habla de la razón comunicativa, orientada a la comprensión del otro (“le entiendo perfectamente, pero entiéndame usted a mí”). Este sería el uso de la racionalidad más importante, pues el proceso de socialización opera sobre él y ambos están dirigidos por el interés emancipatorio. Debido al pluralismo e individualismo de la sociedad moderna, Habermas, en su obra Ética del discurso (1983), hace una transposición dialógica del imperativo kantiano. En el caso de que se planteen conflictos en la comunicación acerca de la verdad de nuestras creencias éstos pueden ser resueltos en la acción del discurso, donde se someten a argumentación las pretensiones de validez de nuestras creencias. Dicho en palabras de Thomas Mc Carthy, tengo que someter mi máxima a todos los otros con el fin de examinar discursivamente su pretensión de universalidad. Se trata de instaurar un universalismo desde el que quepan todos, pero sin reducirse a los límites particulares de una determinada comunidad.

-Desde Orión.

Abordaríamos el tema desde dos lados: el ético y el antropológico-cultural.

-La exposición habermasiana nos sirve para entender y distinguir las cosas. Para empezar, habría que decir que la imposición de un nombre cristiano para los niños no es una máxima con pretensiones de ser universal, sino sólo para aquellos que solicitan el bautismo para sus hijos. Es verdadera legislación (véase Código de Derecho Canónico, nº 855), pero en este caso el Legislador no son todos los individuos como en el modelo kantiano sino el Papa. Por tanto, en este caso estamos reducidos-por muy populares que sean los bautizos en España- a los límites de una comunidad particular como es la Iglesia Católica, que legisla universalmente dentro de lo particular (no para toda la sociedad, sino para los que dentro de esa sociedad, pertenecen a ella). También el padre y la madre de la criatura forman una comunidad particular dentro de la sociedad y no han de someter a validez discursiva con todos, sino quizá sólo con los miembros de su familia. Por lo dicho, este debate no estaría en la palestra de lo universal, sino de lo particular de una determinada cultura o comunidad (aunque el nombre cristiano para un bautizado es algo que bien pueden exigir las iglesias protestantes o reformadas a sus miembros con toda coherencia). Huelga decir que la Iglesia no impone el nombre a nadie sino que indica que ha de ser cristiano. Es decir, que tenemos la posibilidad de elegir en una larga lista de santos. (recientemente el gobierno socialista ha eliminado la posibilidad de elegir incluso en lugares privados como son los bares).

-Obviamente, son los padres del niño los que primero han de decidir el nombre de la criatura, pero también y por eso mismo son los que no pueden pretender que su máxima-yo le pongo el nombre que quiera- pueda ser universal –en sentido kantiano- ni tampoco en sentido habermasiano-dialógico, por lo ya dicho. Si la Iglesia no es nadie para sugerir el nombre de mi hijo, tampoco soy yo nadie para imponerle a la Iglesia el sentido particular que tiene el rito del bautizo para mí. Y aquí entra la dimensión antropológico-cultural. Es una muestra de etnocentrismo –véanse anteriores post-el querer cambiar el significado de un rito. El vaciamiento de sentido cristiano del bautizo para sustituirlo por un sentido pluricultural-pues cada uno le otorgaría el que más le va- es un acto de conquista cultural por parte de la cultura hegemónica, simplemente.

viernes, 7 de enero de 2011

La reacción a Copérnico


Sistema de Copérnico
La batalla contra la astronomía copernicana comenzó en 1539 siendo atacada por Lutero por considerarlo contrario a las Escrituras (en concreto contra Jos 10, 13). A él se unieron Melanchton y Calvino. Y a este clamor protestante se unió la Iglesia Católica alrededor de 1610, pues había mucho en juego: la teoría de Copérnico implicaba una transformación de la forma en que el hombre concebía su relación con Dios.


La hostilidad contra una teoría científica para aplicar literalmente las Escrituras no se había visto tan fuertemente como hasta el siglo XVI. Aun cuando Lactancio, en los primeros siglos, utilizó las Escrituras para atacar ciertas teorías científicas, nunca se había impuesto a los fieles el adherirse a estas posiciones.

Se entiende bien la actitud protestante, pues para ellos la única fuente del saber cristiano es la Biblia. En cuanto a la Iglesia Católica, se mantuvo en un discreto silencio al menos durante los sesenta años posteriores a la muerte de Copérnico (1543). Una aclaración que queremos hacer es que Copérnico no era clérigo como dice Khun (a no ser que sea un problema de traducción en la edición que manejamos de la Revolución copernicana publicada por Ariel en 2010, pág. 259), sino canónigo seglar. De cualquier forma, era miembro del cabildo de una catedral y sobrino de un obispo. Esto muestra la libertad concedida a los católicos en la investigación científica y filosófica, como muestra el ejemplo del cardenal-esta vez sí era un clérigo- Nicolás de Cusa ya en el s. XV. Podemos añadir que tiene mucho que ver en esto el hecho de que la interpretación literal de la Biblia no era la única admitida por la Iglesia, aunque sí el primer sentido que había que considerar junto con el alegórico y dos más apuntados por Sto. Tomás de Aquino en el siglo XIII.

Bueno, y, ¿Qué tiene que ver esto con los aspectos científicos? Obviamente no directamente con los aspectos técnicos, pero sí con la cosmología resultante. Es decir, con la asimilación de sus consecuencias. Como afirmaba el cardenal Roberto Bellarmino, si existiera una prueba real de que el sol está el centro del universo(...) entonces deberíamos proceder con gran prudencia en la explicación de los pasajes de las Escrituras que parecen enseñar lo contrario y admitir, antes de declarar falsa una opinión de la que se ha demostrado su verdad, que no los habíamos comprendido (R. Bellarmino, carta a Foscarini, 1615, en Khun, T., o.c.). En plena controversia de la Contrarreforma, se trataba de asegurar la correcta interpretación bíblica, que en la Iglesia Católica no viene de parte del fiel individual, sino del Magisterio de la Iglesia.

martes, 4 de enero de 2011

Interesante entrevista.

Extracto de una entrevista al profesor universitario Keneth Minogue (y sí, casi se llama como la cantante) publicada en Maverick Philosopher. Traducción libre de mi cosecha, pero leéis la versión original si eso.

-Sobre el concepto de universidad: ¿Qué es lo que debería ser característico de tales instituciones?

-Respuesta: El tema básico sobre universidades es que son más bien instituciones reflexivas que prácticas. Nunca nada es urgente en ellas. La actual decadencia de muchos lugares llamados a sí mismos universidades es que están llenos de gente no cualificada con opiniones sobre cómo la sociedad debe conducirse-junto con una pasión por transformar esas opiniones en normas vinculantes. Muchos profesores hoy son simplemente dogmáticos morales que piensan que por lo menos sabemos ciertamente lo que es bueno o malo. La única cosa que podemos tener por seguro es que esas opiniones serán reemplazadas por otras en una generación o dos.

-¿Qué hace de lo políticamente correcto? Hay algunos que discutirían que es algo del pasado. Me parece que el marxismo cultural es más dominante que nunca, ¿Está deacuerdo?

-Resp. En mi época, la importancia de lo que era intuitivo e instintivo (como la urbanidad) ha sido reemplazado por lo normativo-vinculante y racionalizado. La corrección política es una versión politizada de la urbanidad ofreciendo poder a la clase de gente que quiere decirle a los demás cómo comportarse. Sobre el marxismo, fue una ilusión más que pretendió ser la clave de la vida. Es significativo que en ello se revela una de las pasiones que todavía operan en nuestra civilización-la pasión de crear felicidad gracias a a la tecnología en las manos de una supuesta elite ilustrada.
-Es "intelectual" un término de engaño hoy en día? Hay algún mérito en el concepto de ciertos individuos que mantienen el papel de intelectual en la sociedad?

-Resp.: Los intelectuales públicos son los periodistas, y los profesores están más cerca del periodismo de lo que solían estar. Ser un periodista era un insulto en términos académicos; ya no. Solía darse el caso de que los franceses tenían intelectuales y los ingleses eran simplemente educados. Hoy tenemos intelectuales saliéndonos por las orejas. Y son útiles, sin duda, en transformar asuntos públicos en objeto de debate racional. (...) Muy pocos entre nosotros se pueden resistir a tener opiniones en materias de las que sabemos poco. Por eso necesitamos la ironía socrática.

-Por último, ¿Piensa que los conservadores tienen opción a ganar la guerra cultural? Si no, al menos ¿Podemos hacer un resumen de los méritos de la izquierda?.

-Resp.: Veo los conservadores como gente en contacto con la realidad, y a los radicales como gente que aspira a mejorar el mundo. En cierto sentido, supongo, necesitamos ambas cosas, aunque el dominio de la mejora del radicalismo político en los países occidentales en éstas décadas me hacen pensar que ha vuelto las cosas peor. Los seres humanos, como dijo Eliot, no pueden soportar demasiada realidad, así que los conservadores se han resignado a ser como resto salvífico. La realidad a veces gana votos. Así que no podemos ganar, pero ganar no lo es todo. La integridad es mucho más importante.

lunes, 3 de enero de 2011

Cosmología (II): la Revolución copernicana

Tres problemas fundamentales llevaron de la mano a dicha Revolución: 1)las motivaciones epistemológicas, 2) la explicación insuficiente del sistema Ptolemaico y 3) las consecuencias en la física.

1). La reforma del calendario era una necesidad en la época de Copérnico, y él mismo sugiere en el prefacio de su obra De Revolutionibus que su teoría puede ayudar. Pero la reforma del calendario, que había acumulado errores a lo largo de los siglos, también exigía la reforma de la astronomía.

2) el De revolutionibus fue escrito tomando como modlo el Almagesto de Ptolomeo, así que como bien comentaba el diablillo, Copérnico se inscribe dentro de la tradición precedente. Entonces, podemos preguntarnos, ¿Cómo pasó a la historia por ser una obra revolucionaria? Bien, podemos hablar de un texto provocador de revolución, no de un texto revolucionario propiamente dicho. La explicación del movimiento de los planetas era el problema principal, que no se había resuelto satisfactoriamente. Copérnico y sus sucesores no sólo heredaron el Almagesto, sino también las teorías astronómicas de muchos árabes y algunos europeos que habían criticado y modificado el sistema de Ptolomeo. Por lo que había ya muchos sistemas inspirados en Ptolomeo, no uno sólo. La tradición astronómica había llegado a un gran grado de confusión.
Seguiremos.